Permiso para caer

17 abr 2017

Muchos profesionales respetables y sólidos, que saben de qué hablan cuando hablan de autismo, apelan a la idea de empoderar a los padres para poder ayudar a sus hijos a transitar su condición neurológica de la manera más provechosa, satisfactoria y evolucionada posible.

Y también empoderar a un padre significa darle herramientas a él mismo para no caer. Para que la situación de estrés, angustia, confusión, frustración, desconsuelo, desorientación, desgano, enojo, cansancio y quesevayatodoalamierda disminuya y puedan ser mejores canales de contención para sus hijos y para ellos mismos.

Los profesionales tienen teorías y son muy válidas y muchísimas veces pueden ponerse en práctica.

Los niños, a su vez, están contenidos por su propio equipo terapéutico: médicos, maestros, sus papás y por la familia que tengan o puedan armar con quienes verdaderamente pueden sumar ayuda para este núcleo enclenque que somos.

Nadie, sin embargo, tiene en cuenta que por más que sepamos qué hacer y cómo hacerlo, que llevemos a nuestros hijos a todas las terapias, que hagamos controles médicos, entendamos lo que vivimos y lo que sucede a nuestro alrededor, cumplamos con todas las exigencias, llevemos témperas al jardín y además respiremos, casi siempre comamos y algunas veces podamos bañarnos, no podemos con todo.

Increíble ¿no?

Los primeros años de crianza son un desafío a veces demasiado abrumador para los padres. Para los padres que tienen hijos neurotípicos o sanos.

Los primeros años y todos los años de crianza de un niño con una condición neurológica compleja o una enfermedad son siempre un desafío abrumador. Y devastador.

"No doy más y basta Lautaro" creo que son las frases que más he repetido en mis 42 años.

Porque seguramente ya lo sospechan: no estábamos preparados para esto.

No teníamos ningún tipo de formación (y aunque la tuviéramos) no hay preparación para un hijo no sano.


No la hay ni la habrá.


Sólo queda la intención diaria de que la vida sea un poco mejor que el día anterior.


"Todo mejora con el tiempo" me dicen las madres de los chicos más grandes. De adolescentes. Y sí, eso espero.


¿Pero cuánto mejora? ¿Qué es mejoría para unos y qué significa para otros? ¿Cuánto mejorará Lautaro?


Hoy quiero hablarles a ustedes: papás y mamás que tanto me acompañan. Papás de mil colores, condiciones, con hijos autistas o con hijos solamente hinchapelotas. O cualquier persona que lea esto y sienta que está en la lona o a punto de caer.

Todo el mundo va a tratar de impedir que se caigan. Que tengan fuerza. Siempre. Todos van a tratar de que ni siquiera se acerquen al abismo. Todos. Sus amigos, los doctores de sus hijos, los terapeutas de sus maridos o esposas, los terapeutas de sus hijos. Los primos de los terapeutas de sus hijos. El encargado del edificio. Su corredor de seguros. El cajero del banco. Los periodistas haciendo notas sobre niños genios.

Todos van a tratar de impedir que finalmente, luego de caminar por el borde, se lancen al vacío y caigan. 


Yo quiero darles permiso. Porque nadie se los va a dar. Porque parece que no se puede. Porque parece que tambalearse continuamente en una línea borrosa, inútil y dispersa es mejor que caer. Porque la gente asegura que sostener lo insostenible es mejor. Porque qué será de la realidad si ustedes se caen y encima no pueden precisar cuándo van a levantarse.


Les pido por favor, por el bien de todos, pero principalmente por el bien de ustedes mismos, que se caigan. YA MISMO. En este momento, suelten. Suelten todo a la mierda y derrúmbense.


Es lo más sano que va a sucederles en medio de sus vidas de locura y desconcierto.


Caer es no estar emocionalmente disponible para nadie. El tiempo que les lleve. El tiempo que necesiten.

Da miedo, porque es más difícil dejarse caer que levantarse. Se los juro.


Yo estuve haciendo equilibrio durante mucho tiempo. Y me solté. Me solté porque tenía que caer.


Cuidado: no hay que caerse para volver con más fuerza. Hay que caerse porque caer es un síntoma de salud. Y alguien debe dar señales de salud en medio de una familia desestructurada y estresada.


No importa cuando vuelvan. Si no se caen no se van a levantar nunca


Caigan. Caigan todo lo que puedan. No pasa nada. Caigan antes de que sus cuerpos enfermen. Caigan antes de que sea tarde. Si no lo hacen, nunca van a a salir de esto con algo bueno entre sus manos.


Adelante. Acá los espero. Yo estoy caída y aquí me ven. Sigo respirando. Sólo me respeto más y no me dejo tironear por nadie.


No se pongan más excusas. Cuando es momento de caer hay que caer.


El mundo debe esperar.

16 comentarios:

  1. Cuando tocas fondo ahi puedes comenzar a subir.... algo así era la frase.... no importa ... pero es la idea.
    Pero nadie sabe cual es el fondo.
    También te puedes acurrucarte allí.
    Me gustaría ser una cama elástica!

    Mi frase propia es: siempre se puede estar peor! Es una frase de mierda.
    Pero a veces hago una lista y me funciona.

    Beso!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto. Nadie sabe bien cuándo es el fondo pero el propio se intuye... Besos y abrazos.

      Eliminar
  2. Uf. Caer, cuantas veces me caí. Una vez salí de la escuela de Laura llorando. Ella no quiso esperar que la maestra les diera la pintura para trabajar y se subió a una silla para buscar el frasco de pintura. Cuando la fuí a retirar, la maestra estaba en el suelo limpiando la pintura y los compañeros de Laura se me acercaron y me dijeron "Laura tiró la pintura". La maestra se levantó un segundo y me fulminó con la mirada. como si yo fuera responsable por el comportamiento de mi hija.

    Ya perdí la cuenta de las veces que lloré, de rabia, de bronca. de dolor, de impotencia, de tristeza. Ya perdí la cuenta de las veces que deseé desaparecer del mundo para no sentirme nunca más así. Pero en algún momento decido levantarme. Me gusta mucho una frase de la película Batman Begins: "¿Para qué nos caemos? Para aprender a levantarnos". Ya debería ser una experta en esto, pero siento que nunca dejo de aprender.

    ResponderEliminar
  3. Si, Cintia!! Caete y levantate. Rápido, más despacio, deparramete y llorá en el suelo, hacé angelitos. Lo que quieras, lo que sientas. Nadie tiene tanto derecho como vos.¿Desde cúando entramos en esta boludes de tener que agradecer y ser fuerte porque tenemos un hijo autista o diabetes o un marido que nos mete los cuernos o cáncer o nos mataron a alguien? No puedo entenderlooooo!! Como si eso significara que somos mejores, que vamos a hacer mejor las cosas. Por lo menos por aquí, te apoyo y te acompaño. Vamos a dejarnos caer y desde el piso vamos a putear y cuando tengas gana y puedas nos levantamos y nos tomamos unos mates o seguimos puteando de pie. Sos la mejor madre que Lautaro podría tener. Abrazos, Andrea

    ResponderEliminar
  4. Uh si!!! Por otras razones y hace mucho tiempo, en plena crisi nació una frase que se quedó conmigo para siempre «la vida ya me ganó». Con ese awarness entendí no ya no tenía que correr o esforzarme o desgastarme, me entregue. Y esa entrega me dio alivio, estaba el dolor pero también esa sensación de no tener ningún poder. Que la ola me estaba revolcando y ya. Es la mejor sensación del mundo, no arregla nada pero podes decidir eso. Dicen que la muerte es eso un gran momento de entrega que pide recibo de todas las anteriores. Un ejercicio. Beso grande

    ResponderEliminar
  5. estamos hechos de esos pedazos, de los pedazos que nosotros mismos que se han estrellado contra el piso.
    No tengo duda.
    te abrazo como siempre

    ResponderEliminar
  6. Que el mundo espere entonces... qué necesaria es la habilitación para caer!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Chechu. Sí. Re necesaria. Te mando un abrazo fuerte.

      Eliminar
  7. Te descubrí hoy. No puedo dejar de leerte. Sos tan grande. Que suerte tiene Lauti de tenerte. Leer que alguien diga "caéte" es una brisa de que fresco. Sos sin duda una mina sana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Victoria. Te agradezco tanto tanto que estés acá, que te sumes. Que armes red.

      Me dejo caer todo lo que puedo. Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar
  8. Hola. Hoy fue el cumpleaños NRO. 4 de Lucho, y salvo el momento en el que la maestra y sus compañeros le cantaron, no volví a verlo sonreír. Me la pasé toda la clase intentando que no se lastime, que no lastime a otros, que no se coma la tempera, de sentarme un rato porque el dolor de ovarios me estaba matando... Volví a casa y rompí en llanto. Y me acordé de este post. Se lo envié a mí marido y le pedí que HOY no se caiga, que necesitaba hacerlo yo. Siento mucha tristeza, y bronca, y tristeza... Hace un tiempo que te leo y nunca escribí. Pero hoy tomé tu permiso para caer. Me hizo bien. Gracias

    ResponderEliminar
  9. El permiso para caer es propio. Y también es bueno ir alternándose, si se puede. Te abrazo fuerte.

    ResponderEliminar

© La Aventura Diferente Maira Gall.